"Mucho más conveniente y mejor es ... que el mismo Criador y Señor se comunique con la Su ánima devota, abrazándola en Su amor y alabanza."
El ánima devota en este caso es Juan, ejercitante modélico.
"Y la mayor consolación que recibía era mirar el cielo y las estrellas."
Ignacio de Loyola, AB nº 11.